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SOBRE LA POLÉMICA UBICACIÓN DE LA URBE BERONA

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Por Jesús Mª Pascual Fernández

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En febrero del 79 quedó superada por la Universidad de Zaragoza la tesis “Varia de los Berones” en la que se demostró la diferenciación entre los dos yacimientos logroñeses Varea y el Monte Cantabria, el primero con restos exclusivamente romanos y el segundo con celtibéricos principalmente. Las fuentes escritas antiguas citan la migración céltica de los Berones hasta las riberas del Alto Ebro y sus tres ciudades: Varia, Tritio y Oliba que los romanos denominaron Vareia, Tritium Megalum y Livia. La arqueología ha respaldado la ubicación de la polis celta en el Monte Cantabria y de la urbe romana en el barrio logroñés de Varea. Me serví del griego “Ouaria” y del latín “Vareia” para diferenciarlos.

Posteriores estudios y excavaciones han profundizado en el conocimiento cronológico de ambos poblamientos amén de añadir otros cercanos como el navarro de La Custodia que entendemos prolongó el hábitat poblacional con el auge económico artesanal en las dos últimas décadas de la República de Roma para desaparecer con el Imperio (ausencia de restos cerámicos imperiales) y el aporte demográfico vascón. Los Berones construyeron su urbe en la cima del Cerro logroñés que en cara sur presenta un corte perpendicular de 120 metros sobre el río Ebro, además amurallan la cima parcialmente en el sureste con el refuerzo vigía de torres circulares en los salientes o promontorios (ejemplo: en El Morro), moran tan amplia cima y se diferencian por su indigenismo centroeuropeo del iberismo, v.gr., distintas formas cerámicas en las vasijas alguna de las cuales presentan un baño de engobe anterior a su cocción. Los poblamientos de Varia y La Custodia fueron contemporáneos en la Cultura Celtibérica (durante siglos del HierroII) dentro de Beronia mas quiero resaltar, y pienso que está demostrado en estudios anteriores, que la “gens” celta se asentó en la fortificada ciudad de Varia, sita en el Monte Cantabria, protegida por la orografía y por sus muros lisos según demostraron las campañas de excavación realizadas. Las campañas y la aplicación exacta de la cronología refrendaron la tesis Varia de los Berones probada con prospecciones superficiales anteriores de recogida de materiales (abundantes fragmentos cerámicos, numerosas escombreras con areniscas talladas, montones de adobes rectangulares, etc.).

 La Custodia está situada unos kilómetros al norte del monte Cantabria, lejos del Ebro, en un pequeño promontorio de la llanura del valle atravesado por la carretera nacional, no hay indicios de muros (no ha tenido una sola campaña de excavación), sus fragmentos cerámicos hablan de otro momento histórico anterior y posterior al general Sertorio, acuñan moneda ibérica “Los Varacos”, más campaniense o cerámica republicana pero nada de imperial de barniz rojo, etc. Es decir, su auge histórico se desarrolló en las cuatro décadas entre Sertorio y Octaviano, es la tesis más formal pese a ciertas ideas peregrinas que sin pruebas imponen la capital berona en La Custodia.

Comentario histórico: el final de Beronia lo propició la marcha militar del general Sertorio contra Varia, polis de los Berones, en el año 77 a. C. Narra el historiador Tito Livio que el romano marcha en formación hacia el “limes” berón hasta la “urbe de su región” y que los                                                     Berones no estaban desprevenidos y les esperaban con jinetes de su gente celta y sus aliados autrigones. En consecuencia, parece lógico que el romano superó el combate, que derrotó a los Berones y que invernó incluso en el nuevo campamento levantado en la desembocadura del Iregua, y lo denominó Vareia, ubicado en la margen derecha del Ebro, casi frente a Varia (monte Cantabria). La amurallada e inexpugnable ciudad berona de Varia fue arrasada por el vencedor y abandonada por los celtas, cuyos supervivientes o fueron esclavizados o emigraron o se refugiaron en el sometido poblado ibero de Custodia que creció, aumentó su población también con los vascones “aliados” del romano y que desarrolló una economía artesanal y hasta acuñó moneda ibérica con el permiso del vencedor: “los Varacos”. Por cierto, el mayor número de monedas ibéricas vasconas encontradas en el mundo, es curioso, casi todas las que conocemos, han sido recogidas en La Custodia. Su datación: últimas décadas del siglo I a. C; después de la rendición de la urbe berona disfrutó del auge. Hay que añadir los restos cerámicos de la época (campanienses, aretinas,etc) del yacimiento vianés, no así de fragmento alguno de cerámica de barniz rojo. Mientras, algunos supervivientes de Varia se refugiaron en los montes cameranos al sur (¿campus beronum?) o huyeron remontando la corriente del Ebro. Y en estas décadas tardorepublicanas y postberonas nace y crece el castro romano de Varea; lo confirman sus restos y las campañas de excavación. Varea será ciudad en el Imperio tras recibir los ejércitos de las próximas guerras con cántabros y astures, pueblos también vencidos y obligados a emigrar al valle riojano (Sierra Cantabria, Monte Cantabria). Entonces, la urbe berona de Varia, quemada y destruida, fue habitada temporalmente como un puesto vigía con pocos legionarios cuya presencia se demuestra con restos cerámicos, escasos, de campaniense y sigillata.

Escribió Schulten que “la cerámica es la Biblia para los arqueólogos”. Sin aportes estratigráficos de excavación, solo los del Monte Cantabria, la interpretación historiada para ambos yacimientos está probada y respaldada en la recogida de materiales en prospección superficial. En resumen, la cerámica avala lo siguiente:

  • Hierro I: más fragmentos cerámicos en La Custodia. Escasos en Monte Cantabria.

  • Hierro II: Varia supera en restos a La Custodia hasta la presencia militar romana.

  • República año 77-76: poco campaniense en Cantabria frente al auge ibero-vascón y romano del yacimiento vianés.

  • Imperio: nada en Viana y restos presenciales en Cantabria.

  • Final Imperio-visigodos: fragmentos en el Cerro y nada en La Custodia.

En resumen: indígenas, aborígenes, autóctonos, iberos en general, fueron sometidos en el denominado Hierro II a la autoridad celta desde sus ciudades Varia, Tritio y Oliba además del Redal y La Hoya, autoridad anulada por el general romano en el 67 cuya presencia en el lugar posibilitó el desarrollo urbano en La Custodia vigilada desde Vareia, castro de Sertorio.

P.D.- Dice mi viejo amigo vianés Juan Cruz Labeaga que no encuentra explicación para “el problema del cuándo y el cómo desapareció La Custodia… no está resuelto satisfactoriamente” (Trabajos Arqueología Navarra/14, Pamplona 1999-2000). No hay problema, de verdad, pues la explicación es evidente. Debe constatarse, y tener en cuenta para el historiador, el favor sertoriano en el ejercicio de su autoridad, la siguiente fidelidad pompeyana que después permitió César asesorado por los viejos simpatizantes sertorianos hasta suceder el evento de las Guerras Cántabras que arrasaron con los poblados peninsulares de la zona. El mismo Juan Cruz reconoce que además del Monte Cantabria “otras ciudades beronas sufrieron el castigo de Sertorio: Tricio, Libia, Partelapeña (El Redal), posiblemente La Hoya y algunos otros asentamientos indígenas” (p.219). ¡Curioso, todas son ciudades celtas beronas! Amigo Labeaga, el general romano asoló las ciudades celtas beronas y propició el desarrollo urbano de las iberas, como el hábitat de La Custodia. Insisto, hubo una Varia de los Berones en el Monte Cantabria, y como mucho –a partir del 77 a.C.- pudo concederse una Vareia de iberos con los derrotados Berones en el yacimiento vianés. Celtas residuales, iberos y vascones “aliados” posibilitaron con el permiso de Roma el breve desarrollo en La Custodia. La arqueología, la orografía y la cronología iluminan esta evidente explicación histórica.

Definitivamente, la urbe de los Berones, la denominada polis Varia, se alzó en la cima del Monte Cantabria, con sucesivas construcciones de muros que protegían a su vez a las viviendas rectangulares celtas. La “gens” se organizó política y militarmente: la Beronia se protegió con unas ciudades a distancia prudente unas de otras. Tanta obviedad ridiculiza la polémica academicista sobre la cierta ubicación de Varia, capital de los Berones. Estuvo en el Monte Cantabria. Punto final.

 

 

P.D.- Nuevas tesis expuestas recientemente en la historia novelada “El Manuscrito Varaco” (variaberon.wixsite.com).

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Este trabajo fue entregado para su publicación a la revista Berceo del ínclito Instituto de Estudios Riojanos. Recordaba aquellos tiempos en los que me preguntaban, me pedían un estudio terminado para su inmediata publicación. La vida es una suma de años.

Varias semanas después, el 2-V-18, recibí la contestación:

 

 

“Estimado autor:

Recibidos los informes correspondientes a su propuesta de publicación de trabajo titulado “Sobre la polémica ubicación de la urba berona”, le comunicamos que estos no son favorables y le trasladamos sus observaciones:

  • Constituye un magro compendio de algunas fuentes escritas y arqueológicas que han sido expuestas en muchas otras investigaciones precedentes.

  • No hay información novedosa de ningún tipo, tampoco una interpretación argumentada de algunos de los datos que se mencionan a vuela pluma; mucho menos, alguna sugerencia con respecto a documentación publicada que pudiera ser analizada desde otro punto de vista.

  • Solo se expone un resumen de algunos textos históricos y referencias arqueológicas, sin apoyo crítico, descripciones materiales, textuales, estratigráficas, comparaciones con otros yacimientos próximos…”

 

 

Atentamente,

 

Fdo. Ignacio Gil-Díez Usandizaga

Directos del Área de Patrimonio Regional

(sello del I.E.R.)

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Y llegó mi contestación…

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Logroño,verano 2018

 

D. Ignacio Gil-Díez Usandizaga

I.E.R.  c/ Portales 2. Logroño (La Rioja)

 

Estimado director del área de patrimonio regional:

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“Aún te queda algún amigo”- me comentó un exdirector del IER.

Inaceptable en fondo y forma, el escriba de oficio que me remitió una contestación a la polémica publicación aclaradora sobre un yacimiento logroñés, el Cerro Cantabria. Un obediente sirviente del oficialismo academicista no entiende de libertad e individualismo en el pensamiento de tesis innovadoras que propician el avance científico a menudo enfrentado y opuesto a los profesionales profesores, señores de la Cultura y docentes dueños de sus lacayos. Disculpo al escribiente por su ignorancia patente en lo que se trata porque acepto y entiendo las humildes disculpas escritas ya que la neonata tesis que ofrecí supera la comprensión erudita de sus asesores en Historia académica. Evidentemente.

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La brevedad del artículo, obviamente, cumple con el objetivo del estudio de escasa repercusión y solo apto para estudiosos del tema. El ignorante debe informarse, claro hombre! ¿Dónde? Muy fácil: en las anteriores publicaciones de este autor, algunas en la propia revista Berceo de aquel IER antiguo o en los Cuadernos de Investigación del desaparecido C.U.L., amén de los libros –cuatro- (v.gr. El Monte Cantabria), ponencias en Congresos Nacionales y Coloquios, e incluso conocer los reportajes periodísticos o declaraciones públicas que visten al autor. Por cierto, después de cuatro décadas este historiador logroñés no se da por aludido por sus descalificados argumentos construidos con zapatas de arena sobre el caudal del Ebro, ya que ni le pedí explicaciones ciceronianas ni debí recibirlas.

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Contesto a su carta por obligación profesional. Debo aclarar los conceptos de respeto y educación. Es propio de la edad: hace cuarenta años me buscaban para publicar y participar en ediciones históricas, y hoy, historiador logroñés vitalicio… Le regalo mi opinión, lea Usted. En la vida hay que ser valiente y consecuente; valiente para caminar libre o pensar tú mismo y consecuente siempre con la duda cartesiana para aceptar opciones científicas distintas a las que sus profesores académicos le dictaron y aconsejaron continuar sin salirse del camino. La calidad y trascendencia del artículo, indignamente rechazado, nacía en su propia personalidad nueva y antigua. No eran necesarios los numeritos volados, ni gastadas citas repetidas una y otra vez, ni estratigrafía o dibujos de formas cerámicas, ni fotos, ni la bibliografía de siempre. El artículo que abría la ventana al aire fresco, que encendía la luz a la polémica ubicación de la capital de Beronia y a los celtas junto a los iberos en una tesis diferenciadora de amplia importancia en el futuro… Demostrar que la “gente” celta vivía separada de los iberos, algunas veces hasta en poblados distintos, y las consecuencias históricas para Varia, urbe de los Berones, que dicha aportación trae a los historiadores. ¡Casi nada! Pero Ud., escriba oficial, conviva con su generación, así le irá bien.

 

 

Un saludo.

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